22 d’octubre 2009

La biblioteca sin libros (3): la biblioteca como concepto



Demasiados cambios. Demasiadas preguntas... Tiempos turbulentos y de transformaciones radicales y aceleradas, biblioteca (y bibliotecarios) incluidos. Y tiempo, también, de pocas respuestas. Es el momento, apasionante, de diseñar un futuro que en muchos casos ya es presente. Pensar, reflexionar sobre cómo queremos que sea nuestra profesión. Lo que si que tengo claro es que nos encaminamos hacia un futuro en que los libros, en formato papel, desaparecerán de nuestros edificios, dejarán de tener el papel primordial que tienen ahora, y que esto comportará que tengamos que redefinir los espacios que estamos ocupando. Esta es la tesis principal, y que con más o menos éxito, estoy tratando de defender con la serie de artículos sobre La biblioteca sin libros. Y esta redefinición de todo nuestro mundo profesional, y que tendremos que hacer obligatoriamente, comportará que nos tengamos que volver a explicar... si, si, la misma cantinela de siempre. Lo que pasará es que entonces, todo el discurso que se ha pronunciado hasta ahora ya no servirá. Los cambios que tendrán lugar serán tan grandes y de tanta magnitud, que muy problablement tendremos que empezar de cero.

Habrá que construir de nuevo un discurso sobre la profesión y sus espacios, tanto físicos como, sobre todo, conceptuales. Y es que quizás nos encaminamos hacia una biblioteca entendida como concepto, un espacio de la razón, mental, que tiene su representación "física" en forma de bits, y que "habita" en la red. Y esta estructura mental, como tal, no puede ocupar ningún edificio. Y quizá los futuros edificios habrá que entenderlos como un espacio de socialización y de educación; espacios de capacitación y adquisición de estas nuevas estructuras bibliotecarias y documentales, y donde ponerlas al alcance de la ciudadanía. Nuevos edificios donde el centro sea el ciudadano, el usuario, y donde su objetivo principal sea la transmisión de este concepto social. Un usuario, no obstante, absolutamente autónomo informativamente hablando, y que no requerirá ni usará la biblioteca en la forma que lo hace hoy día.

Los problemas, sin embargo, se plantearán en entender y comprender qué querrán de nosotros los usuarios, y en cómo definir y transmitir estos conceptos.

Fuente de la imagen: http://www.sxc.hu/photo/604298

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