Las estadísticas que elaboramos anualmente son nuestra principal justificación ante los gestores de nuestra entidad, de eso no tengo ninguna duda. Pero, ¿siguen siendo válidas? ¿Un gestor sabe ver el beneficio de tener, por ejemplo, 250 usuarios en un año? ¿O que se hayan hecho 500 préstamos? ¿Somos capaces las bibliotecas de extraer y poner de manifiesto algún beneficio económico con las estadísticas anuales? O quizá los gestores sólo sabrán identificar el apartado de gastos (sueldos, mantenimiento de edificios, etc ... )? Si, si ... pero oiga, el prestigio me parece muy bien, ¿pero a mí cuánto dinero me hace ganar al cabo del año?
No sé si ya se están aplicando en alguna biblioteca, pero me vienen a la cabeza algunas ideas y propuestas para extraer y hacer visible un cierto valor económico directo sobre la actividad de las bibliotecas (privadas)... Son estos:
- Tener un libro en el estante durante mucho tiempo tiene un coste económico: el gasto y la inversión que se hace en la compra de un libro se devuelve si éste tiene un uso, en forma de consultas o de préstamos. Habría que saber diferentes variables y participar en alguna fórmula para tener el resultado del coste de cada libro: precio del libro; número de préstamos anual y su duración en días, número de consultas anuales; metros cuadrados de la biblioteca; metros cuadrados y lineales que ocupa el fondo; número total del fondo; precio medio del m2 en la zona donde se ubica la biblioteca, etc ... Todo mezclado y presentado en una fórmula. Quizás algún experto en bibliometría sabría extraer una de todo. Cuanto menos tiempo esté un libro en el estante, y más tiempo esté circulando... menos coste tiene para la biblioteca ya le ocupa menos espacio.
- Potenciar nuestro rol de editores de información. Y siendo parte activa y fundamental en la producción de productos (libros, webs, etc ...) informativos a partir de nuestros fondos (tanto de biblioteca, como incluso, de archivo). Se trataría de valorizar y transformar parte de nuestro fondo en nuevos productos de información que se puedan monetizar y vender. Con grandes dosis de calidad y valor añadido, como expertos en una determinada materia. Y obviamente, una parte de los beneficios extraídos por la venta de estos productos vendría de la biblioteca, dependiendo del grado de participación de la misma, claro. Y eso habría que incluirlo dentro de la memoria anual. Tenemos que poder ser una industria de transformación de conocimiento.
- Potenciar también nuestro rol de formadores en información. Hay que desarrollar nuestra vertiente de formación y aprendizaje en fuentes de información especializadas y temáticas, y ser capaces de insertarse en la posible labor de formación que desarrolle nuestra institución madre, una formación muchas veces de pago. Debemos ser capaces de ofrecer una programación estable de cursos temáticos y específicos y con un alto nivel de contenidos, y que incluso se pueden vender y exportar fuera de nuestra institución. Tenemos que poder ser una industria de difusión de conocimiento.
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